MACAS: SEXTA RUTA




Conocer una ciudad por primera vez es hermoso, y más si se trata de Macas. Está en una pequeña meseta en las faldas del monte Kílamo y a su alrededor hay más montes y como última cresta el Sangay, casi siempre oculto entre nubes.

Hay que tomar una guayusa con yucas fritas en el bar La Maravilla y subir a la Catedral desde donde se admira la ciudad, por un lado y el cauce inmenso del río Upano, por el otro. El aire es lleno de oxígeno, la altura es 1000 m/s/n/m, y el clima templado, condiciones ideales para vivir bien.

La hostería para quedarse: Arrayán y Piedra.

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