Foto: Nelson Vásquez, Freddy Vivanco, Wilson "Lobo" Benavides, tres máquinas del atletismo y maestros de triatlón, marcha y trail running.
POR: WILSON BENAVIDES “EL LOBO” SEGUNDO EN EL CRUCE DE LOS ANDES 2013
ENTRENAMIENTO
Antes el entreno específico, dos veces 36 kms en El Chaquiñán, bestial,
como el pastor solitario, cargado todo lo que se iba a llevar en Chile un
pequeño simulacro. Gracias a la vida en el primer entrenamiento largo a una
altura de 2400 metros salí súper fresco, hacía un sol súper tenaz, igual feliz
porque se cumplía el plan. En el segundo 36k después de tres semanas del
primero, ya la cosa era más cansada, sentía los estragos del entreno, a un promedio
de siete minutos por km. Me costó la parte final, pero jamás rendirse, al dolor
buena cara, igual solo. Estaba en los días fuertes del entreno. Todo, la
bebida Gatorade se agotó, agua que se compra por el camino, ventaja que se
tiene en El Chaquiñán, se encuentra pequeños tambos para abastecer el
sueño, y no abandonarlo por más duro que esté el kilometraje.
Recuerdo ese día como el más frío, mañana fría, la noche anterior cayó
tremendo aguacero pero había que hacer. Hoy le veo con mucho placer a aquel día
y lo recuerdo emocionado, sabía que de eso dependía el Cruce, de dar todo y así
se hizo, en homenaje a aquella mañana fría.
Después de los 36 kms me senté a tomar una cervecita, y rematar con
un encebolladito, en el rincón manaba, en Cumbayá. Regresar en bus
a casa era otra faena, el cuerpo estaba súper adolorido y cansado. Apenas tomé
el bus, una sola ruca hasta el terminal en Quito, luego un taxi a casa sector
del antiguo aeropuerto, llegué, caí y dormí por más de diez horas de una sola
tanda. El esfuerzo de aquel día merecía descanso. Allí vi que el Cruce y el
objetivo se iban a cumplir, la decisión de llegar, y el coraje de vencer
los 100 kms había pasado el primer examen. Muy feliz al día siguiente respiraba
confianza a menos de un mes de la competencia.
RUMBO A CHILE
Luego del entreno intenso, arreglar papeleo para el viaje, pasaporte,
último viaje de ida desde el Aeropuerto Mariscal Sucre: seis de febrero 2013. Tanto
recuerdo y viajes para diferentes ciudades de Sudamérica, a participar en
Maratones, gran afición por esta bella manifestación deportiva que mucha gente
la práctica en el mundo entero.
Los nervios florecen antes del viaje, llegó la hora de partir al famoso
Cruce de Los Andes 2013, edición XII. Es una competencia Internacional donde
más de dos mil atletas de más de treinta países compiten. La ruta
Quito Guayaquil, Guayaquil Santiago, Santiago Temuco, todo en avión, y de
Temuco a Pucón dos horas en bus. Salimos de Quito a las 07HOO y llegamos a Pucón
a las diez de la noche, súper cansados, a buscar el hotel reservado. Luego
a comer por la principal avenida O’ggigins, me tome una cervecita y
una tilapia con salsa de champiñones, excelente para recuperar la batería. Y
acabamos la noche caminando rumbo al hotel en un pueblito de unos veinte cinco
mil habitantes, súper acogedor, mucho turista, mucha vida nocturna. Nosotros
con Ludy solo pensábamos en descansar y cuando vimos a la montaña de Villarica,
lugar de salida de la primera etapa, todos los nervios se fueron. Sentí el
calor del pueblo y el clima excelente, verano en la Patagonia, compré agüita
para la noche pues hay que tomar y tomar líquido todo el tiempo. No hay que
darle tregua ni ventaja al rival, porque todos hacen lo mismo. Miles de atletas
caminando por la principal avenida. Llegamos al hotel luego de unos 20 minutos
de caminata, el baño y al sobre. Voy a dormir o me quedo dormido en la sala de
espera. El calorcito me atrapo y el cansancio por igual me llevaron a soñar más
cerca de los montes que nos esperaban con su belleza.
Me despierto como siempre a las cinco de la mañana, y veo que
dormí súper bien. El dueño del hotel de nombre Germán me deseó la mejor de la
suertes, mucha gente estaba despierta ya y desayunando, a 24 horas de empezar la hazaña.
Tomo un tesito de coca con galletitas y listo, a esperar a que Ludy salga de su
habitación.
LA PREVIA
Y así llego a la montañas de Los Andes, jueves 6 de febrero a retirar el
chip, pero antes cambiamos de hotel, necesitamos comodidad y tranquilidad, cosa
que logramos con el nuevo hotel, súper bien puesto, con una arquitectura
rústica. Decidimos tomar el bus y directo a la escuelita donde podemos ver
que hay una organización excelente. Primer paso: identificación, me
dan el número 1089 para que los jueces de recorrido anoten mi paso por las
montañas y en las tres etapas. Segundo paso: pago de inscripción, con eso nos
llevan a ver la camiseta, lindísima, ya le doy el primer beso, la EMOCION
empieza, me la mido y talla perfecta para volar en la nieve,
luego la bandera de mi PAIS ECUADOR impreso, y Wilson mi nombre. Recuerdo a mi Madre, otra alegría con ligeras lagrimillas de emoción. Nos entregan el CHIP, utensillos para el rancho, tan necesarios en los campamentos posteriores, la pijama para dormir, y luego en un acto Protocolario te toman la FOTO, y claro todo serio, empiezo a representar a mi País hermoso, igual con grandes montañas que me sirvieron para el entreno por más de cinco meses.
luego la bandera de mi PAIS ECUADOR impreso, y Wilson mi nombre. Recuerdo a mi Madre, otra alegría con ligeras lagrimillas de emoción. Nos entregan el CHIP, utensillos para el rancho, tan necesarios en los campamentos posteriores, la pijama para dormir, y luego en un acto Protocolario te toman la FOTO, y claro todo serio, empiezo a representar a mi País hermoso, igual con grandes montañas que me sirvieron para el entreno por más de cinco meses.
Nos llaman por la tarde para retirar la Foto del recuerdo, bello
acto deportivo, lo asumo como el mejor en mis más de treinta años de
práctica atlética.
Pasamos por migraciónn donde nos explican, la forma de actuar en la
tercera etapa, porque allí se pasa haciendo sellar el pasaporte de salida
de Chile, de entrada a Argentina y el regreso en bus, lo mismo.
Luego a comer. Salimos emocionados, antes pasamos por el hotel dejando todo la implementación a llevar en los tres días siguientes y bueno todo tramitado, el sueño más cerca, los nervios frescos, reventaron o se fueron cuando vi por primera vez el Lago de Villarica, hermoso pesebre, tranquilas aguas invitaban a relajarse, daban una bienvenida super celestial, todo azul, temperatura excelente, entraba a los montes sonriendo. Llegaba con franca decisión de ser primero en mi categoría, convencido por completo. No le di espacio a la duda después de ver aquel inmenso Lago,
En la tarde y noche comimos en el Rincón de La Pasta un rico spaguetti con pollo, verduras, jugos y bastante pan, y fuerte dosis de automotivación a pocas horas de partir, de salir, de dar el primer paso. Tomamos un fresco aire en una pequeña caminata y luego un taxi al hotel después de pagar seis dólares. Armada de la mochila que hay que entregar a la organización del Cruce para que lleven al primer campamento, luego el baño y al sobre, tranquilo sueño. A las cinco de la mañana nos despertamos, desayuno breve un té y unas galletas con mermelada y listo, todo buena pinta, todo el Ego en las montañas, andaba alegre y súper confiado. LLEGO LA HORA, sumo placer espiritual en medio de un clima súper caliente.
ETAPA 1 DEL CRUCE DE LOS ANDES
Pukón, Chile – Argentina
Y en medio de un sol insoportable, pero que sabía que iba a estar con
esa temperatura seguimos en la primera etapa. Con mas relajación, con más
entusiasmo, después de las caídas, y la recuperación del dolor, no paraba de
correr, la cantidad de kms se los iba devorando de a poco, veía como la
cantidad de atletas sudaban, transpiraban, y todo por cumplir con El Cruce de Los
Andes un sueño para mi, y para miles de atletas amantes de la aventura.
El tramo final en bajada, en descenso durísimo, lleno de piedra, raíces de
arboles, había que saltar troncos inmensos de árboles, eso dolía los tobillos
por el salto, igual al dolor lo compartía e hice que se haga parte de mi
organismo, ya no sentía, por la cercanía de la meta, la llegada estaba cerca, y
nos alegramos muchos atletas al salir del bosque primario, para tomar una
pequeña carretera de tierra en descenso, acelere el ritmo, sentía la alegría de
coronar el primer esfuerzo, volaba, empecé a sentir en el tramo final la
adrenalina de la competencia, y cuando vi el inflable de llegada
salieron de lo más profundo del alma lágrimas de emoción. Cruce la meta
con un tiempo de 4h52 quedando cuarto en mi categoría.
Este resultado nos dan por la noche como a las ocho, y eso es otro acto
de la organización que esperamos con suma atención. Al ver tus tiempos, te
animas, cambias o sigues con la estrategia. A descansar. El mejor alimento, el
sueño, me convocaba a su lecho.
CONTINUARÁ...
Sesión de fotos en el Parque La Carolina con Diario El Comercio.
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