Foto: Lucas Scott
Madrugada del tercer
día
Abrir el aislante, el colchón y el sleeping de mi Manu me emocionó.
Me acordé de sus consejos y del tutorial que me dio para armar la carpa.
En las primeras dos horas de camino a Sigchos ya no tengo nada del estrés que he sentido
estos días en el trabajo y en la preparación de la carrera. Y cuando largamos,
a 3800 msnm, sufriendo en la cuesta del Quilotoa, la mente se llena de algún
químico que le duerme y no vuelve a pensar sino frases cortas como: ¡Qué agote!
Que no me tropiece. ¡Qué paisaje mi Dios!
Hoy ya en el 3er día, con calor en la carpa, empezando a vestirme
con el 3er look de TSX, mi súper auspiciante, siento que sí puedo darle unas
horas más, pero no muchas… ¿y otros lodos? ¿Otras bajadas? ¡Veremos!
Me llevo bien con todos, son un cuaje de risa. El Cuto tan generoso ayudarnos a armar la carpa a medianoche y al día siguiente el Coy y el Lucho, a desarmarla. Son unas
máquinas de trail... los amigos élite del organizador, Gonza Calisto, y unos pocos normales. Entre estos últimos, yo. Nunca vine a competir. Me daba
miedo de perderme, de que no funcione el GPS, de no avanzar. Vine a darme un
tour por los caminos no explorados de Ecuador. Estoy relax.
El 1er día hice 13 horas. Me perdí una hora y media lo que
colapsó toda mi carrera. 2do día hice 6 horas de trote rico excepto por los
lodos de bajada que me escapaban de lesionar. Y las uñas de los pies con dolor.
3er día, aquí estoy.
Siento que han pasado semanas.
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