Foto: Fernando Torres que va al Cruce 2014, y Wilson "Lobo" Benavides.
LA
SEGUNDA ETAPA DEL CRUCE
La segunda etapa la más dura, fue en terreno de
subida y bajadas, de paisaje único, eterno agradecimiento, a mi gran espíritu
de guerrero, la aventura se hace a tu cuerpo, llevas puesto la bandera de nuestro
bello Ecuador con tu nombre. Al salir la besé, cómo uno ama a la vida y a este
hermoso deporte!
Luego decido la estrategia: luchar por el primer
lugar, es la competencia. Está presente el aguacero encima tuyo, te anima, te
contagia lucha, abasto son los riachuelos, lo poco que llevas de comida te
anima, en esta etapa resiste la mente, resiste el entreno, la voluntad, la
resignación a llegar, todo hecho mierda.
Con las caídas te levantas y sigues, el dolor se
va, no regreso a ver atrás para nada, en cada subida, caminas, corres,
descansas, te animas, cantas, conversas, me relajo mirando los lagos, escribo
un verso de amor al infinito. Y luego la decisión de llegar primero
no la pierdo, ganas de abandonar se me pasó por la cabeza, el dolor de las
piernas ya se siente, pero el grito de combate, o el mantra que utilicé me
dieron el aliento, y me subió el ego, después de cuatro horas de
asfixiante esfuerzo volví otra vez a la realidad. Por unos instantes
llegué a mis montañas y les pedí ayuda, y fue al instante su generoso acto de
energía que recibí, un acto maravilloso. Cuando practicamos yoga, el amor a la
vida, y me atreví a seguir luchando.
El camino lleno de piedras, lleno de
charcos, lodo, lluvia, estaba cerca a la meta, me animaron los voluntarios, iba
solo, perdido en la neblina, extraviado en la alegría, sonaban voces a lo
lejos, gracias a la vida encontraba esperanza, la meta cerca, la vi y en
un solo llanto de emoción la crucé. Me dieron té, luego abracé a un arbolito y
la segunda etapa culminaba, agradecía a mi padre que en paz descansa, me
subieron al bus, y al campamento, seguía el aguacero, y en río y en agua heladísima tocaba
bañarse, era necesario. Otra limpia, otra purificación, otro acto de
ternura, y a descansar, un sueño de unas cuatro horas, me desperté y a
comer se ha dicho, pasta, carne, bebidas, contento de haber culminado la etapa
más exigente, en la noche ya estaba en segundo lugar, en mi categoría, me
retiré a dormir y esperar la tercera etapa.
Foto histórica: Diario el Comercio 2013 de izq a der: El Lobo, Lourdes Rodríguez, Mario Silva y Marcelo
TERCERA
Y ÚLTIMA ETAPA
La tercera etapa, el final de todo llegaba.
Salí en segundo lugar en mi categoría, había que ganar la etapa
para quedar primero. Con Ludy salimos súper frescos descansamos más
tiempo, desayunamos, luego al bus que nos llevo a la salida. Nos
despedimos deseándonos suerte, las
piernas no dolían, el clima súper fresco, y a correr, ya fui alcanzando
a mucha gente, tenía que descontar 43 minutos para ser primero, y bueno
era una máquina, volaba y volaba en bajada, cuestas.
Estaba prendido el
organismo, algo raro, algo bello porque los paisajes, eran inmensamente bellos,
estaba dando y entregando todo, era la última etapa, llevé menos peso, lo
necesario, dejé en la mochila lo que no necesité en las dos etapas, eso me
ayudo, iba liviano, pasaba y pasaban los minutos y el sol se fue, y
empezó otra vez la lluvia intensa, la gente empezó a cambiarse a usar las
chompas y toda la ropa para estos casos, yo seguía, disfrutaba del aguacero, disfrutaba de la competencia,
recuerdo una lagunita que encontré a mi paso por el Cruce, súper mágica entre
un mar de piedra y un bosque lleno de flores, alimento espiritual.
Luego los senderos, iba a mil, tomé el primer
abasto, el primer gel de vainilla, la lluvia no paraba, igual no sentía el
dolor, la emoción empieza agarrarme con toda su fuerza, y claro la tomé y
la disfruté, el encuentro con uno mismo, el encuentro con la Pachamama y sus ríos,
sus llanuras, sus montes, se
traducían a llegar, menos kms a cada paso sonaba el aliento de los
pajaritos del bosque, los voluntarios igual con su voz de aliento, el helicóptero
inyectaba seguridad, la organización con su señalética divino, no paraba,
el canto a la Patria lo canté, lo declamé, corría cantando, disuadía
la distancia, disuadía el cansancio.
Alcance a la gente que iba adelante, los que van a ritmo
intenso, los que van a competir, algo que me ayudó por cuanto me apegué a
dos corredores argentinos y jalamos duro. En el tramo final no me despegué y
saliendo a la carretera les pasé, un ascenso de unos cinco kms, subí el ritmo
hasta llegar al control migratorio, la frontera llegaba a la ciudad argentina
San Martín, hermosa.
Una vez sellado el pasaporte quedaba cuatro kms para la llegada, igual aumente el ritmo y
cruce la meta, había terminado el Cruce de Los Andes, me pusieron la
medalla la besé, la acaricié y regale ese primer lugar de la etapa a mi país.
Igual quedé en segundo lugar en la categoría desconté 39 minutos al ganador que
nos dimos un gran abrazo de amistad, y luego de regreso a Pucón.
La lluvia no paraba y yo feliz súper, feliz de coronar el
Cruce una gran y bella experiencia, gracias a Freddy por darnos su sabiduría en
los seis meses de entrenamiento. A los que vayan en futuras ediciones
siempre les voy a desear lo mejor, es una competencia donde hay que
dominar al cuerpo, no dejarse dominar por el dolor, el cansancio, el mal clima
etc, etc..
Wilson Benavidez
El Lobo
Foto: Nelson Vásquez, Lobo y Sheyla Bustos enero 2014
Comentarios
Publicar un comentario