TODOS TENEMOS UN EVEREST LA HISTORIA DE DANI Y ÁLEX

 

Dani Costa en el Cotopaxi Bike Park durante su Everesting


Todos tenemos frente a nosotros un Everest, es aquel reto supremo, deportivo o no, que debemos superar. ¿Cuál es el tuyo?

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El reto de ascenso más difícil del mundo es el Everest, y lo sabemos desde que Iván Vallejo coronó los 8848 metros sin oxígeno. 

El concepto de Everesting nació de esa cumbre que muchos quisieran lograr y pocos lo cumplen. Te invita a algo simple: tomar cualquier cuesta, en cualquier parte del mundo y hacer repeticiones en bicicleta o a pie, hasta completar 8848 metros, la altura del Everest.

Ya son 96 países que participan y más de 10 000 personas que completan esta aventura y la registran en una plataforma.

Dani Costa y Alex Caamaño decidieron cumplir su Everesting con una idea adicional: vamos a divertirnos.

Cuando hablé con ellos, Dani me dijo que todos tenemos un reto supremo, -deportivo o no, que cumplir. Nuestro propio Everesting. Yo pensé en el mío, sacar adelante mi emprendimiento, con pandemia y todo y mi sonrisa se congeló al recordar los comentarios de la página oficial de este reto: “he definido lo que es duro”. “Fue un viaje… algo muy significativo.” “Acepto fallar, pero no desertar”.

Dani trabaja en marketing de deportes outdoors. Alex tiene un consultorio de nutrición y desarrollo de proyectos sostenibles de salud y actividad física. Los dos tienen el deporte de aventura en sus venas.

“Dani me propuso hacer ‘un reto’ en una sesión de nutrición, -cuenta Alex- yo pensé, ella siempre hace los deberes bien hechos ¿de qué se tratará?”

La respuesta fue corta: “es un Everesting, pero en montaña”.

“La verdad es que después de un encierro de tres meses, en el que solo había entrenado como hámster en rueda, pensar en hacer un pegue épico me venía de lujo”. Fue lo que pensó Alex y dijo: ¡vamos! sin imaginar en lo que se metía.

Dani ya venía planeando por largo tiempo este desafío, inspirada en su amigo Tom Bradshaw, que hizo el Everesting en el primer parque de bici de montaña de Canadá. 


Así que cuando conoció el Cotopaxi Bike Park, se decidió por esa ruta. “Subir rodeados de la cordillera por senderos entretenidos y bajar por trails diferentes, dice Dani. Físicamente más duro y largo, pero mentalmente más fluido con tantos obstáculos naturales que te permiten vivir ‘el segundo presente’”.

 

Todo plan tiene sus pequeñas variaciones y más cuando la matemática se cruza con la realidad. Avanzaban mucho más lento de lo planeado y como la idea principal era disfrutar, decidieron reducir la tensión gozando de las bajadas en esa tarde increíble, con el sol iluminando los pinos.

Y llegó la noche. “El silencio –dice Dani, te hace encontrarte contigo mismo”.

Para Alex “el silencio, el frío, la oscuridad te ponen en estado de alerta y si en las subidas nos sentíamos vulnerables, en las bajadas… ¡revivimos! Los peraltes, con linternas, en medio de un bosque, es para emocionar a cualquiera”.

A la madrugada cayó una llovizna que se puso más fuerte y les provocó un desgaste mayor, narra Alex. Dani argumenta: la lluvia a esa hora nos activó.

Se cambiaron de ropa, comieron y se abrigaron. “Uno de los peores enemigos es el confort. La lucha contra la pereza y la Dani que reducía los cinco minutos de descanso a 45 segundos, fueron lo más duro que viví”, -comenta Alex.

“Es mala estrategia ponerse a pensar ‘cuánto falta para llegar’, eso te come la cabeza, señala Alex. Lo ideal es pensar en las razones por las que montas bicicleta: ver el amanecer, sentir el frío y el aire. Sentirte vivo. ¡Es de locos!” –dice.

Y agrega: “Cuando le abracé a mi novia y me tomé una cerveza, me di cuenta de cuáles son los placeres simples de la vida. ¡Me acuerdo de ese caldito de pollo al amanecer! Qué poco necesitamos para ser felices”.

Las 24 horas planeadas fueron 30, pero ganaron los 8848 metros en 284 kilómetros a 3500 metros sobre el nivel del mar, uno de los más altos Everesting ¡y en la mitad del mundo!


Al final les pregunto cuál es su Everesting actual. Alex medita un rato y dice: “Lo que vi en Esmeraldas ya no puedo olvidar. Es lograr un proyecto de nutrición para niños, es realmente importante darles alimento, salud…”

¿Dani y el tuyo? “La muerte de mi papi. Le pienso todos los días y lo he visto con mucho positivismo, pero debo superar y aceptar que la persona que más me apoyaba, ya no está”.

Vamos ahí.

Es el Everest y hay que coronarlo.


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