Te invito a analizar
tres metas para el 2021. En mi columna anterior abordamos la meta número 1.
La meta dos nos la propone Millán Ludeña.
Nació en
Guayaquil. A los 10 años le diagnosticaron epilepsia.
-Le pregunté
al médico ¿qué es eso? –cuenta Millán.
-Significa
que no puedes hacer nada en la vida – Me respondió el doctor.
-Pero si yo
estoy aprendiendo a montar en bicicleta.
-Bueno, puedes
hacer todo, pero como te vas a desmayar mejor no lo hagas.
A Millán esa
respuesta no le cuadraba y tampoco a su mamá.
Ella pudo
decir ‘pobrecito mi hijo’, pero me enseñó a rechazar mi destino.
Y si te
retiran de tu destino, te invitan a crear el tuyo propio”, narra Millán.
Luego
enumera sus logros con su acento costeño:
1.
Un man recontra-chiro estudia en las
mejores universidades del mundo
2.
Un man diagnosticado con epilepsia corre
las competencias quizás más complejas del mundo
3.
Un man no deportista consigue el primer récord
Guinness deportivo de Ecuador
4.
Un man no actor, protagoniza una película, tal
vez la primera ecuatoriana en Netflix
5.
Hoy conferencista,
antes gago
Según
Millán, hay una receta escrita: si eres del grupo de los ‘chiros’ vas a llegar
a clase media con suerte. Estás condenado. Sin embargo, tenía 10 años cuando le enseñaron a soñar y logró lo imposible.
¿La vida es para cumplir recetas de
otros, o desafíos propios? –pensó.
-Me han
dicho: estás loco, mono fulero, bájate
de la nube, y un montón de cosas –dice riendo a carcajadas. Yo me planteo
absurdos y no solo deportivos, sino en otras aristas y he notado que, pese a lo
absurdo, hay una metodología detrás.
En febrero,
con su equipo, lanzará el producto ‘La
Fórmula de lo Imposible’. Dice que es un proyecto que lo asusta.
Y nos reta para 2021: ten un proyecto
que te haga temblar las piernas.
¿Cómo es un
proyecto de ese estilo?
Tiene
que ser absurdo, del tipo que digas: esto es imposible –enfatiza.
“De niños nos enseñaron –y ahora enseñamos a los niños- a ser la ‘mamá
de Tarzán’. Un campeón que no falla ni muere entonces en vez de hacer lo que
soñamos, pensamos ‘ya mismito lo hago’. Y nada. ‘Tengo todo el tiempo’. Y no lo
tienes”.
Y sigue enumerando la lista de nuestros titubeos: “no quiero perder
billete. Sueño con abrir un restaurante, pero no me atrevo. Quiero aplicar a la
universidad, pero siempre que me acepten”.
“El
miedo al fracaso nos paraliza. Decimos: no quiero acabar en un meme”.
Según Millán, ser ‘mamá de
Tarzán’ te da dos opciones:
1. No hago nada. Opino en las
redes que el gobierno, que la corrupción, etcétera. Comentarios inútiles, pero
no me arriesgo. Solo autoalimento mi ego y critico todo.
2. Hago cosas chiquitas. Tomar
un curso en tal instituto y me aceptan. Corro 21 kilómetros o el Reto tal y
acabo.
“La clave de la ‘mamá de Tarzán’ es tener más aciertos que fracasos –
dice Millán. El modelo que nos enseñaron fue: ‘usted tiene que entrar y
terminar como un campeón’. Y ahí se complica todo”.
Los grandes
proyectos nacen en la humildad.
Por eso me encanta emprender cosas que tal vez no las pueda lograr,
entro en perfil ‘gato’ y cuando tienes perfil ‘gato’ te permites fallar” –y nos
matamos de la risa.
“En mis conferencias, los dueños de empresas y CEO dicen tener más
aciertos que fracasos. Yo les pregunto: si tan acertado eres ¿por qué no tienes
esa vida tan bacana que quisieras?
Es que tienes aciertos chiquititos… Fracasos: cero. Entonces no está pasando nada en tu vida. Tu
logro fue de juguete porque no te desafió”.
Prosigue: “pero si te planteas correr cinco kilómetros porque te es
imposible, es un absurdo para ti, entonces es una meta genial”.
Otro ingrediente es descartar y enfocarte.
“Tienes tres opciones: quédate con una y te enfocas. Significa que
eliminas las opciones rosa y azul.
El problema es la novelería del multitasker
y el ego; elegimos la verde, pero coqueteamos con otros colores. Estás ocupado,
pero no estás haciendo nada”.
“Ingredientes importantes: dar
tiempo a tu proyecto y revisar con qué grupo compartes tu vida. Si estas emprendiendo
bien, significa que te rodeas de gente que aporta”.
“Finalmente, tienes que apoyar al otro. Sin promocionarte. Ve un poco más allá de tu familia y
comparte las bendiciones que tienes”.
Mientras hablo con Millán Ludeña pienso en mi vida. Yo estaba feliz en
mi modo cómodo, de bakana ¡y ahora me
pone la vara alta este mono loco!
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