Diario Primicias: https://www.primicias.ec/noticias/firmas/paseo-san-valentin-ecuador/
Cada
uno se adueñó de un arupo para la foto y participamos en el concurso #ReyArupo2020,
idea creada por Rafael Lugo hace cuatro años, para resaltar uno de los árboles
más representativos de la ciudad.
Nuestra
historia comienza 20 años atrás cuando el reservorio de Cumbayá era un
descampado y el municipio empezaba a trazar el parque y el mirador. Entonces
sembraron unos 40 arupos, blancos y rosados.
Me
acuerdo cuando mi hermana Tachi me dijo que estaban entrenando atletismo en ese
sitio. Al día siguiente me desperté a las 5h30am y llegué semidormida al reservorio,
con la típica cara de “la nueva”.
Un
grupo de personas estaba haciendo calentamientos, era oscuro todavía y yo me
ubiqué en el espacio que me dieron. Un amigo, Roberto Troya, me saludó y le
dije, “es de noche, qué hacemos aquí”.
-Vas
a ver, es delicioso.
-Sí
claro.
Fui
al día siguiente y al siguiente. Me forcé porque me gusta cumplir con mis
propósitos y había pagado un mes. Me dije: un mes y plumas.
Esos
días en mi trabajo me quedaba dormida. Comía el triple que antes. Pero me
sentía hiper bien y dormía desde las 9 de la noche como poste.
Seguí
otro mes. Y otro. Y así sucesivamente.
Era
febrero cuando comenzaron a florecer por primera vez los arupos, será unos 10
años atrás. Estábamos trotando por ahí y quedamos sorprendidos con la novedad.
Dijimos: este es el paseo del 14 de febrero.
Y
conforme se iba instaurando el trote del amor y la amistad, los arupos
florecían por el circuito verde que bordea el reservorio y nos daban más
sorpresas. En el 2020 hubo 26 arupos florecidos, ¡fue para volverse locos!
-Yo
ya tengo compromiso, dijo uno de los corredores preocupado por tanto
acaramelamiento de San Valentín.
Su
papelón es festejado cada sábado, cuando anuncia que se va sin desayunar porque
tiene un compromiso.
Hablando
de papelones, me pasó en una edición de la Últimas Noticias 15k. Iba trotando y
en eso oí que me aplaudían y me filmaban. Yo sonreía y decía ¡gracias! De
pronto veo que no era a mí el interés de la prensa, sino a Teresita Burbano, mamá
de Silvio Guerra, el ídolo ecuatoriano de las carreras de asfalto y ahora de
triatlón, récord nacional de maratón. Esta admirable atleta pasó sonriendo a mi
lado.
Otra
anécdota se dio una madrugada en que llegó inocentemente al reservorio una
señora a vender jugos verdes, de sábila, de penco, y empezó con el discurso de
sus medicinas. Un corredor energúmeno, a cuyas pataletas ya nos hemos
acostumbrado, le mandó con viento fresco. Dijo: acá venimos a correr ¡punto!
La
reprimenda no me gustó ese rato, pero me ha servido para levantarme al alba, con
cielos rojos, naranjas, celeste fuerte, o con la luna, con frío y viento, o a
veces chispeando. Me digo: venimos a correr ¡punto!
En el concurso del Rey Arupo no
ganamos nada, pero este año volveré a intentar. Según Diario El Comercio,
cuando Rafael Lugo era niño viajaba con su familia a una hacienda cerca de
Latacunga donde había molles, cholanes, capulíes, sauces y arupos. Ahí nació su
estrecha relación con los árboles. “Creo que voy 1500 árboles sembrados en mi
propiedad” –dice Rafael. Sembrar se ha convertido en una urgencia en mi vida”.
¡Sembremos árboles! ¡Feliz día de San
Valentín!
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