“Desde
que entró al programa Soyuz, mi hijo está muy motivado en atletismo y ha mejorado
en la escuela” -comenta María Santana, mamá de Harry Steven, de ocho años.
“El profe
Manuel dice que tiene condiciones para correr y ganar entre los más pequeños” -añade.
Con toda
esta expectativa, el día de la carrera que se realizaba en Pastocalle, Cotopaxi,
Harry se quedó dormido y se atrasó al
bus que llevaba a los deportistas.
Su mamá hizo hasta lo imposible por
llegar a esa lejanía. Tomaron un bus, una camioneta y un camión y llegaron a
tiempo. Harry corrió y pasó la meta entre los primeros.
Esta anécdota me emociona cada vez
que la cuento. ¡Mama es mama!
El programa Soyuz nació en Quito en el 2011 con el propósito
de apoyar de forma gratuita a niños, niñas y adolescentes de recursos
económicos reducidos, por parte de la Fundación Crisfé, en el área física, emocional
y cognitiva, a través del deporte.
Lo
que parece fácil ha sido bien difícil.
Hace
dos años me aventuré en la coordinación de este programa, con tres disciplinas
deportivas para 60 estudiantes de la Fundación Padre José Kentenich “Niños de
María”, de la parroquia Belisario Quevedo.
Con
mis profesores y amigos, el nadador de aguas abiertas, Joselo Flores, y el
corredor Manuel Peñaherrera, ambos élite, tomamos la posta de Soyuz y arrancamos
con clases virtuales.
Atletismo
por zoom con Manuelito era más fácil que natación por zoom con Joselo. Por eso
y con un permiso del COE para grupos pequeños en ambientes abiertos, convocamos
a los niños y niñas a las canchas y al agua en plena pandemia.
Recuerdo
el susto que teníamos de que unito se contagie y se derrumbe todo el plan.
Son “niños
de María”, pensaba yo, nada puede suceder. Y así fue.
Soyuz
se convirtió en un espacio de armonía y aire libre en medio del estrés de los
contagios y el encierro.
Creo,
y está comprobado, que entrenar con buenos profesores le enseña al entrenado a
ser constante, a superarse, a cumplir metas con disciplina y concentración. Y
le da alegría y grandes amistades.
Antes
de la pandemia, la profesora argentina de Taekwondo, Lucía Cimino, había
iniciado esta disciplina de manera voluntaria con los Niños de María. Entonces nuestra
jefa y gerente financiera, Giannina Ponce, le propuso continuar oficialmente con
Taekwondo en Soyuz.
Al
grito de ¡kiap! se ve a los estudiantes, los viernes tarde, hacer los chaguis o
giros de piernas y los chiguiris o giros con puños.
El sábado 27 de noviembre del 2021 se realizó el
primer festival de Taekwondo “Niños de María”. Fue lo máximo. Con las familias como
público, y sobre el doyan o piso técnico color azul, chicos y chicas, locales e
invitados, exhibieron sus coreografías y combates.
Además de los movimientos, este arte coreano enseña cinco
principios: cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu
indomable.
Natación tuvo su competencia el año pasado en el
Rancho San Francisco y hace poco, en el Club Regatas. Nuestros deportistas se
lucieron participando y dando todo. Al menos siete están preparados para nadar
en aguas abiertas.
Recuerdo
cuando fuimos en grupo al dentista. Nos apoyó la Universidad San Francisco con
la revisión odontológica con ocho sillas dentales que atendían de manera
simultánea. Muchos niños iban llevando su historial bajo el brazo y casi todos abrían
la boca sin temor.
Soyuz
también realiza exámenes de laboratorio y evaluaciones médicas semestrales y hay
refuerzo psicopedagógico y psicológico continuo.
Que
el 99% de los chicos esté adaptado al medio acuático, o sea, que no se ahoguen
en el agua, nos da una satisfacción enorme. Un 60% nada con estilo.
En atletismo,
el 95% desarrolla fuerza, resistencia y velocidad y el 90% ejecuta técnicas de
Taekwondo y hace suyos los cinco principios.
El
siguiente indicador es muy alentador: 92% del grupo Soyuz mejoró el rendimiento
escolar.
Una
prueba más de lo bueno que es el deporte.
Comentarios
Publicar un comentario