En mi misión de vida escribí hace unos 8 años: Proteger un espacio
natural de mi país.
El compromiso está ahí, por eso corrimos el #Reto21x24 y queremos
seguir en la lucha.
Acabo de abrir la página www.amazoniaporlavida.org
y encuentro un reporte de lo que sucede “adentro”. Se llama “Yasuní, el crudo
despertar de un sueño”. Es algo que vimos con nuestros propios ojos los 22
corredores que fuimos a Yasuní hace 2 meses: entrada y salida de maquinaria,
volquetas, camiones, helicópteros. Se replica lo que pasa en Avatar, película de cienciaficción en que chocan el imperialismo y la biodiversidad. Igualito.
“Antes, en las tradiciones de los
pueblos Kichwa, el padre (el río Napo) fertilizaba a la madre (la tierra) para
asegurar la abundancia... hoy, esta es la ruta de una invasión sostenida, que
deja huellas en el tiempo y el espacio. Este informe se propone compartir lo
que ocurre en la zona del Yasuní, amplificar la voz de los habitantes de la
rivera del Napo, que observan y sufren las actividades petroleras.”
“Ha habido incumplimiento al
compromiso de mantener la opción de no extracción del crudo como primera
opción. Los continuos mensajes contradictorios,
pero sobre todo el avance de la actividad petrolera en la orilla así lo
verifican.”
Como lo nuestro es correr –y paralelamente denunciar e informar lo
que pasa con el Yasuní y otras reservas naturales- estamos organizando una carrera grande en
Quito con el fin de despertar la conciencia pública hacia la protección de este
reducto de selva. Los detalles se informarán muy pronto.
Creo en la belleza de mi país y en aprovecharla sin dejar huella. Me
mata el titular de uno de los capítulos del documento: El nuevo paisaje en
Yasuní…
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